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Entre la envidia, el egoísmo y el rencor. Dicen que los
santandereanos tenemos ese karma, mal infundado, de ser egoístas y envidiosos. Pero al ver las
acciones de personas no nacidas en nuestro querido departamento, ese don debe ser entregado a esos
individuos que se aprovechan de haber sido recibidos con los brazos abiertos y de buena manera en
Santander.